Los estrictos controles que viven los venezolanos y residenciados en Venezuela a diario para poder adquirir productos básicos, comida y medicamento van en aumento, el Gobierno acusa del problema de desabastecimiento que aqueja al país a los extranjeros y emplea diversos mecanismos para que estos no puedan abastecerse.
La doctora con más de 30 años de experiencia en reumatología, Blanca Chirivella, atiende desde hace seis a una mujer de origen colombiano que sufre de Artritis Reumatoide (AR), una enfermedad auto inmunitaria de las articulaciones. Significa que su sistema inmunológico ataca por error al tejido sano. La patología es crónica y progresiva, conllevando al dolor, invalidez e invasión de órganos.
La paciente, cuya integridad ha sido protegida, había sido tratada con normalidad. Estudios señalan que la AR no tiene cura. Pero con tratamiento se le puede dar mejor calidad de vida a quien la padece, el problema es que esta no ha podido continuar su tratamiento porque no es venezolana, aunque tiene sus documentos en regla.
“Las normas habían cambiado”. Ambas se sobrepusieron a la indignación de la respuesta que le dieron a la colombiana en el Instituto Venezolano de Seguros Sociales (IVSS), en Caracas. La mujer adolorida hizo un esfuerzo titánico y reunió los 14 mil bolívares (1,8 salarios mínimos) para comprar el primer mes del medicamento: Humira, una vacuna biológica de anticuerpos monoclonales.
El segundo mes lo pagó Chirivella. La muchacha, como le describe en entrevista exclusiva a El Carabobeño, al parecer vive en las parcelas de El Socorro, una zona deprimida socioeconómicamente a unos 13,44 kilómetros al suroeste de Valencia. “¿Te imaginas pagar 14 mil bolívares mensual por un tratamiento?”.
Otro paciente, un peruano que lleva seis años en Venezuela, también con documentación en regla tampoco ha podido seguir el tratamiento. Él sufre de Espondilitis Anquilosante, parecida a la AR, pero que ataca principalmente la columna vertebral.
Cuando el señor peruano pidió una razón, obtuvo la misma respuesta: “No eres venezolano”. En ninguno de los dos casos hubo una explicación oficial. Ni cartas, ni documentos. Fue lo que les dijeron los funcionarios en la capital, citó Chirivella.
Hay pacientes de Chirivella que sí son venezolanos y a algunos también se les ha restringido la entrega de Humira. Las autoridades han aducido que no llenan los criterios. Esta es la primera vez, en la carrera del reumatólogo, que a un enfermo le dicen ‘no’ y como excusa le ponen su lugar de nacimiento.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU), en su declaración universal, suscribe que toda persona tiene derecho a la salud y bienestar: artículo 25. Venezuela firmó esa declaración que dicta normas supra constitucionales. Cuando la vida está en juego no importa qué dice un documento de identidad.
El abogado constitucionalista y presidente de la Cámara de Comercio de Carabobo, Gustavo Sosa Izaguirre, califica sin vacilaciones los métodos utilizados por el Ejecutivo para la asignación de medicamentos como “algo propio del modelo castro-comunista”.
En Venezuela se instaura un modelo que busca copiar lo que desde hace 50 años realiza Cuba. El sistema impuesto obliga al paciente a hacer colas frente a supermercados y a los enfermos les restringe el derecho a la salud. Sosa detalló que la muerte de personas a consecuencia de políticas nefastas, opinó.
Chirivella comentó a El Carabobeño que próximamente se dirigiría a la Defensoría del Pueblo en Carabobo, donde espera obtener al menos una explicación mientras el dolor de sus enfermos persiste. El socialismo, calificado por sus altos dirigentes como humanista, sigue sin darles respuesta.