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terça-feira, 13 de fevereiro de 2018

Es deprimente ver a un Pueblo Entero siendo Tratado Como Ganado Senhor Mesicordia Senhor








RENATO  SANTOS  13/02/2018   Es deprimente ver a un pueblo entero siendo tratado como ganado, hasta cuando Señor Dios mío, el Señor es Testigo cuánto duele ver esas escenas tan cerca y no poder hacer nada, como que tiene personas tan crudas sin amor de Cristo en sus corazones, más quiero estar cerca de ti Señor, ten mesicórdia esta nación, y tocar el corazón de Donald Trump intervenir en Venezuela Señor (13/02/2018 Renato Santos Editor.


Entre 2015 y 2017 la migración venezolana no solo ha aumentado sino que ha cambiado su perfil.  

fotos da fronteira  da COLOMBIA  10/02/2018  EXCLUSIVO 

Los expertos aseguran que las condiciones socioeconómicas actuales del país hacen casi imposible identificar y diferenciar los migrantes clase media o clase baja, sin embargo, los medios por los que se viaja y las circunstancias en las que se emigra son cada vez más extremas y demuestran la vulnerabilidad interna de los venezolanos que ahora buscan nuevos horizontes.

Según las proyecciones del Laboratorio Internacional de Migraciones de la Universidad Simón Bolívar (USB) en los últimos dos años más de 700.000 personas se han ido del país, para un total de 3,2 millones de ciudadanos venezolanos viviendo el extranjero, mientras que el Observatorio de la diáspora venezolana, proyecto de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y que realiza sus estadísticas con base a los datos oficiales de gobiernos y organizaciones internacionales, estima que el aumento fue de 1,2 millones de  expatriadospasando de 1,6 a 2,8 millones en solo 24 meses.

Sin embargo, estas cifras parecen más bien modestas al lado de la medición de la empresa encuestadora Consultores 21, quienes proyectan el número de migrantes sobre los 4 millones de personas para finales de 2017, lo que equivaldría al 12 % de la población nacional según Claudia Vargas, investigadora sobre emigración y profesora de la USB.

Emigración Venezuela Consultores 21
Según la encuesta de la empresa Consultores 21, en 29 % de los hogares venezolanos al menos un familiar ha dejado el país.

Pero analizar y hacerle seguimiento a este fenómeno se ha vuelto difícil por la variedad de características que hay entre los migrantes. Vargas explica cómo los distintos segmentos que conforman el éxodo han cambiado con el tiempo. 

“A finales del siglo XX el perfil del emigrante era altamente calificado, estamos hablando de doctores, magister, científicos y tecnólogos. 

En 2003 hubo un punto de inflexión con la despedida de los trabajadores de Pdvsa. Pero a partir de 2010, se comienza a notar una emigración ya no de personal altamente calificado sino de personas que sacaban su licenciatura o su título de técnico superior y una vez culminados sus estudios se iban de Venezuela. 

En 2014 eso vuelve a variar, empiezan a emigrar pequeños grupos de la población, ya no necesariamente de la clase media, que buscaban una alternativa a la coyuntura política, y esto se ha ido incrementando hasta que, en el recién terminado 2017, la emigración aparenta ser casi la única salida que tienen las personas para cumplir sus expectativas de vida”.
Los migrantes se encuentran esparcidos por 92 países y 120 ciudades según el Observatorio de la diáspora venezolana
La investigadora asevera que la emigración venezolana siempre se ha dado por factores negativos que la gente percibe del contexto, elementos que pueden volverse más fuertes cuando ocurren eventos electorales, protestas o con el aumento inflación económica, como la que ha experimentado el país en el último año.  
“Ahora lo que si vive es que los estudiantes no terminan sus carreras, estudian lo que el semestre les permite y se ponen como un límite, un punto de referencia para irse del país”.
Estos mismos factores han llevado a  Tomás Páez, profesor de la UCV, miembro de la directiva del Observatorio Hannah Arendt y  autor del libro ‘La voz de la diáspora’, a calificar la salida de venezolanos como “una migración forzada y forzosa”. 

Fenómeno que, además, se encuentra esparcido por 92 países y 120 ciudades, según detallan sus estudios, y que puede ser considerado como masivo si se le compara con el comportamiento cultural que habituaba el venezolano.

Saliendo por tierra

De las despedidas en aeropuertos a largos viajes en autobús, el emigrante venezolano también ha tenido que modificar su medio de salida. Por la deuda aérea nacional, unas 11 aerolíneas han cerrado operaciones en el país desde 2014, produciendo la reducción en la oferta de vuelos y el aumento del precio de los pasajes. 

Efecto que también ha llevado a la población a cruzar las fronteras por vía terrestre y embarcarse en viajes por autobús de cuatro, siete y hasta 15 días para llegar a un destino final en otro país del continente.
Claudia Vargas señala que este cambio en el traslado está condicionado por muchas variables, no solo con el cambio del perfil profesional y socioeconómico sino con el mayor deterioro de la crisis en el país.
La clase media hace tres o cuatro años podía pagar un boleto aéreo, pero ahora no, y el cómo me voy está relacionado a los estratos socioeconómicos, así que ahora estamos teniendo gente de los sectores popular que está tomando la decisión de emigrar y la mayoría de estos lo hacen por vía terrestre”.
“Ahora lo que si vive es que los estudiantes no terminan sus carreras, estudian lo que el semestre les permite y se ponen como un límite, un punto de referencia para irse del país”
Con ella coincide Páez. Ambos aseguran que la gente que está saliendo “en bandada y avalancha”, como señala el también sociólogo, no es solamente un nuevo perfil sino la ampliación de la muestra de los problemas económicos de todos los venezolanos. 

“Estos viajes son más fáciles y accesibles, además se viaja de noche y se ahorra en el hotel un costo importante. Y como la posibilidad de acumular recursos para los venezolanos es muy escasa ocurre que los profesionales jóvenes que han sufrido el deterioro del bolívar y el salario hoy se ven obligados a viajar en bus”.
Pero irse en autobús, continúa Páez, también implica un viraje en los destinos clásicos de la diáspora, como lo eran Estados Unidos, España, Canadá o Italia, perfilándose como nuevos rumbos países latinoamericanos que están en vías de desarrollo pero que, según la percepción de la gente, están mejor que Venezuela.

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