RENATO SANTOS 23/04/2018 Sobrinho Ivan Marquez se tornou as redes "Garganta Profunda" de intermediários contratação de paz de Jesus Santrich supostas ligações com a máfia mexicana e suposta negócio Rafael Caro com políticos venezuelanos.
Na segunda-feira, 16 de abril, um avião da DEA partiu do aeroporto de El Dorado, onde foi protagonista do mais recente escândalo de corrupção e tráfico de drogas na Colômbia: Marlon Marín. Depois de sua chegada aos Estados Unidos, confirmou-se que ele vinha negociando com a agência antidrogas há algum tempo para desmantelar as redes de tráfico de drogas na Colômbia e na Venezuela, que atendiam aos interesses do cartel de Sinaloa. O que Marín diz às autoridades norte-americanas pode ser uma caixa de Pandora na qual políticos do país vizinho e até mesmo figuras representativas das Farc podem acabar envolvidos.
Nas centenas de horas de escutas telefônicas feitas pelo Procurador Marin há informações que vão desde como ele conseguiu construir uma rede de intermediários para contratos de paz diretas em troca de 20% do seu valor total, se acusações contra membros do Governo venezuelano Eles estariam imersos no tráfico de drogas. Hoje é protegido pela DEA e constitui uma testemunha de interesse especial do governo norte-americano. Na verdade, há boatos de que já saiu do registro do escritório da prisão e pode estar próximo da liberdade condicional e da mudança de identidade.
Em uma das conversas interceptadas que criam mais preocupação entre autoridades, fala Marlon Marin com emissários mexicanos sobre um negócio que eles caíram na Venezuela, com um personagem da vida pública, e que identifica como Banana alias. Segundo a investigação, aparentemente, antes de Marin passou pelos contatos no FARC, uma carga para enviar para os Estados Unidos, o objetivo do cartel de Sinaloa para contrabandear drogas através da Venezuela se desenrolava, convencido de que com Banana eles tinham tudo em ordem para evitar o controle das autoridades.
Marín foi capturado em 9 de abril junto com o líder das Farc, Jesús Santrich, o investidor Fabio Simón Younes Arboleda e Armando Gómez España, também conhecido como Doutor. Nesse mesmo dia, os quatro foram notificados de que há uma Interpol circular vermelha contra ele e também foram obrigados por um Tribunal Federal do Distrito Sul de Nova York para negociar a venda de 10 toneladas de traficante Rafael Caro Quintero, terceiro comandando o cartel de Sinaloa. Após sua prisão, Marlon Marín começou a agir imediatamente para selar seu pacto de colaboração.
A principal testemunha hoje recusou-se a ser defendida pelo advogado oferecido pelas FARC e preferiu abordar diretamente o sistema judiciário norte-americano. Por essa razão, no mesmo dia em que o governo dos Estados Unidos teve que ratificar seu pedido de extradição, deixou o país sob o número "Significant public benefit parole", algo como uma pessoa de interesse especial para os americanos. Enquanto Marín se tornou um colaborador da DEA, Santrich disse que vai se deixar morrer de fome antes de ser extraditado. Vários membros das FARC insistiram que este caso é uma montagem e que eles também serão capturados por eles com mentiras.
Los inicios
Es claro que Marlon Marín nunca hizo parte de las filas de las Farc. Sin embargo, personas que lo conocieron en Florencia (Caquetá), de donde es oriundo, señalaron que se aprovechó de ser sobrino de uno de sus principales líderes, Iván Márquez. Al parecer, este lazo familiar fue lo que lo volvió cercano a varios comandantes y empezó a ser reconocido. Fuentes consultadas lo referencian como “un tramposo, un vivo que luego de conseguir un título profesional en la Universidad de la Amazonia, empezó a concretar movidas corruptas y a estafar a conocidos”.
Por ejemplo, Marlon Marín montó un negocio de venta de falsos certificados de inglés para que los estudiantes pudieran graduarse. Cobraba por adelantado y se valía de una supuesta amistad con una coordinadora del Centro de Idiomas de la universidad. “Se caracterizó por ser amante de la plata”, señaló un hombre que lo conoció y relató que Marín reunió a un grupo de abogados, a quienes intentó “tumbar”, prometiéndoles cupo en la JEP. “Lo último que hizo fue proponer proyectos agrícolas en espacios territoriales para captar recursos de cooperación internacional. Aquí (en Florencia) nadie le comió, porque la gente lo conocía”, concluyó.
Los contratos por la paz
Paradójicamente, fue ese interés en los proyectos productivos lo que permitió que Marlon Marín entrara en el radar de la Fiscalía. Desde la firma del Acuerdo de Paz, el ente investigador empezó a seguirle la pista a un grupo de personas que querían direccionar recursos del posconflicto a contratistas que dieran hasta el 20 % del valor total del contrato. Según la Fiscalía, en junio de 2017 descubrieron que Marín estaba detrás del negocio de la salud de los excombatientes. Todo se fue al piso cuando el Gobierno decidió que esos recursos fueran administrados por el Sistema General de Salud.
Pero Marlon Marín ya había consolidado una red que empezó a moverse con funcionarios de gobernaciones y municipios para canalizar dineros de la paz. En las interceptaciones telefónicas de la Fiscalía se le escuchó hablar con varias personas hoy investigadas. Entre ellas, María Elvira Valencia, excandidata a la Cámara por Bogotá en 2010 y asesora del Fondo Financiero de Proyectos de Desarrollo (Fonade) en el área de control de contratación. Valencia ya estuvo dos días rindiendo interrogatorio y dando sus explicaciones sobre los supuestos proyectos productivos con los que habrían sacado tajada de los dineros de la paz.
Por los despachos de la Fiscalía también ya pasó el exdiputado de Santander José Domingo Ardila Neira, otro de los señalados de hacer parte del denominado cartel de la paz. Ante los medios de comunicación, manifestó ser inocente, que nunca ha estado involucrado en ningún acto de corrupción en sus 52 años de vida y que jamás se apropió de un proyecto o de recursos del posconflicto. Y agregó: “Conocí a Marlon Marín en la política y la primera vez que nos vimos fue en un centro comercial. Me arrepiento de haber cruzado palabras con él, ahora no puedo dormir”.
La tercera persona en rendir interrogatorio ha sido Viviana Arias, quien fue la que más habló con Marín sobre contratos de la paz en las conversaciones interceptadas. En particular, sobre la opción de conseguir constructores amigos en Antioquia y la Costa Caribe para financiar contratos con dineros del posconflicto. En la lista de los llamados a interrogatorio también aparecen Yésica Gómez –al parecer funcionaria de Insuagro, interesada en proyectos del Ministerio de Agricultura–,Nayib Vergara, Aldemar Cuello y Sonia Velosa Mogollón. Esta última, excontratista de la Secretaria de Desarrollo Económico de Bogotá y excandidata al Congreso.
Entre los avances logrados por la Fiscalía ya existe una lista preliminar de 13 alcaldes y unos cuantos gobernadores que fueron contactados por Marín. Por eso, la Fiscalía ha puesto su lupa sobre contratos en Boyacá, Antioquia, Cundinamarca, Cesar y Valle del Cauca, donde al parecer Marlon Marín se movió en busca de negocios. No obstante, sobre este capítulo, los investigadores de la Fiscalía se quedaron con apenas una declaración y será difícil contar con más en Colombia, porque ya está por cuenta de la justicia de Estados Unidos y ad portas de prender el ventilador.
Líos de narcotráfico
Es claro que, antes que el tema de los recursos de la paz, para Estados Unidos Marlon Marín es un testigo clave para su lucha contra el narcotráfico. En concreto, para entender el entramado que al parecer hubo detrás del intercambio de 10 toneladas de droga por US$15 millones. Lo que se sabe es que la DEA tenía un agente infiltrado y que se hicieron seguimientos hasta detectar las reuniones en casa de Santrich, quien sigue diciendo que en esos encuentros no se habló de narcotráfico, sino de inversiones en proyectos productivos. Desde su captura, Santrich insiste en que no conoce a Caro ni sabía de su poder en el mundo del narcotráfico.
Carta de Santrich al fiscal Néstor Humberto Martínez.
Lo que no es claro es qué papel jugó Marlon Marín en esa vuelta. ¿Era colaborador de la DEA y logró infiltrarse en las altas esferas de las Farc? Por lo pronto, además del interés de la DEA por este caso específico, hay un capítulo del que poco se habla, pero del que Washington quiere tener explicaciones: los aparentes contactos entre emisarios del cartel de Sinaloa y algunos políticos venezolanos. Al parecer, en poder de los norteamericanos hay audios entre Marlon Marín y un mexicano que le cuenta que a Rafael Caro se le cayó un negocio grande por el que ya había pagado en Venezuela al personaje apodado con el alias de Plátano.
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